Bloqueos creativos

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La creatividad es algo que nos impulsa a tener una perspectiva diferente de las cosas, todos tenemos en mayor o menor medida esa capacidad y aunque puede que nos veamos tentados a pensar que solo compete a las expresiones artísticas, la realidad es que es mucho más extensa.
  Nos enfrentamos a diferentes situaciones que necesitan ser resueltas todos los días, en las que debemos decidir, algunas veces de modo automático, pero otras necesitan que pensemos de verdad, que búsquenos una respuesta diferente a un problema inesperado, a veces todo marcha genial y conseguimos soluciones increíbles pero no siempre es así y es cuando no sabemos qué hacer, nos damos de golpes contra la pared, empezamos a sentirnos frustrados y agotados, nos pasa a todos, son los bloqueos creativos.
  Como suele suceder en los conceptos psicológicos, no existe una única forma de entender a la creatividad, pero tomemos esto como base. Es la capacidad humana de producir resultados mentales de cualquier clase, nuevos en lo esencial y anteriormente desconocidos para quien los produce. Puede tratarse de obras de la imaginación o de síntesis de pensamientos que no sean solo un resumen. Incluye la formación de nuevos sistemas y nuevas combinaciones a partir de datos conocidos, así como llevar esas ideas o métodos conocidos a nuevas situaciones y resultando en otros usos novedosos.
  El estudio de la creatividad tuvo su auge en el año 1950 que es cuando se desarrollan teorías sobre este tema en la psicología. Esto se debe al interés creciente de los estadounidenses de formar científicos creativos, útiles para el estado y para la industria, altamente motivados por el contexto social, económico y político del comienzo de la “guerra fría”, con los países devastados por dos guerras mundiales, respondiendo al proceso de industrialización y la necesidad de innovación tecnológica que se volvió urgente. En este panorama, Charles Taylor, un filósofo canadiense, postulaba el lema: “…para sobrevivir como nación, el individuo tiene que pensar de manera creativa”.

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  La necesidad de investigar la creatividad surge de la crítica a la medición de la inteligencia y el cociente (o coeficiente) intelectual por no considerar aspectos relacionados a una personalidad creativa; poco a poco la creatividad tomo su lugar junto a la inteligencia, no como un fenómeno contrapuesto, sino como complemento y ampliación del mismo, que es más o menos lo que ha prevalecido hasta ahora. Lo que resultó en que todos los profesionales se tuvieran que trasformar en solucionadores de problemas, pues debían afrontar nuevas demandas, ofrecer una perspectiva creativa para los problemas de manera colaborativa. Esto significó que tendrían que ser capaces de redefinir las habilidades necesarias para realizar determinadas tareas, así como de acceder a otros recursos para el aprendizaje.
  Claro que no solo es decir o hacer cualquier cosa a lo loco, la actividad creativa debe ser intencionada y apuntar a un objetivo; no es solo algo sacado de la manga para no verse mal por no tener una respuesta, debe ser útil, aunque el producto no tiene por qué estar completamente acabado ni listo para su inmediata utilización. No tiene que ser una obra maestra finalizada y no se limita a una forma artística, puede ser literaria o científica, de carácter técnico o metodológico.
  Normalmente, aprendemos a pensar de manera vertical, lineal, lógica y nuestro modo de actuar se adecua a eso, pero la creatividad exige saltar hacia el pensamiento lateral que permite romper esquemas y procesos de pensamiento anteriores y así, generar nuevas ideas mediante el reordenamiento de conceptos que ya teníamos. A diferencia del pensamiento vertical que produce un resultado habitual, es selectivo; tiene una dirección establecida; es analítico; da pasos cerrados; tiene un método; y por lo tanto limita las opciones excluyendo lo que puede parecer impertinente, en cambio, el pensamiento lateral se caracteriza por ser creador, provocativo, discontinuo; asume riesgos; no rechaza ninguna opción, explora más allá del tema, está abierto a toda posibilidad.
  Aquí debo hacer una aclaración importante, no confundamos la creatividad con la originalidad que a pesar de ser un indicador valioso del pensamiento creativo no es suficiente, es decir, además de ser originales, los productos de la creatividad son relevantes, útiles, valiosos y provechosos. No toda idea o plan original es precisamente creativo y por eso es tan difícil a veces.
  La creatividad no siempre se manifiesta de manera evidente y, con frecuencia, se encuentra con obstáculos que no consigue superar. Se puede hablar de resistencias, bloqueos, barreras, como le quieras llamar, lo importante es que se busca señalar la existencia de algún factor que se interpone a la conducta creativa. Los bloqueos pueden frenar la creatividad en forma total o parcial, durante períodos de tiempo muy largos, en toda situación o sólo en alguna de ellas, así que sería bueno aprender a identificar los desencadenantes de esos malos ratos. Estos, básicamente, pueden estar en uno mismo, actuando tanto en el plano intelectual o afectivo, puede ser el ambiente, actuando en los grupos y la cultura en forma de influencias restrictivas que aplastan nuestro espíritu creativo.
Ser un experto no siempre es lo mejor, aunque suene contraintuitivo. El saber excesivo puede ejercer una acción de bloqueo. Al respecto Johnson afirma que cuanto más profundamente esté incorporado un objeto o proceso, tanto más fuertemente bloquea la flexibilidad. Pero no todo está perdido, la redefinición puede ayudarnos a volver al camino, pues contempla una capacidad de reinterpretación de un objeto o una parte del mismo y ya reorganizado, puede ser utilizado para nuevos fines.

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¿Cómo es una persona creativa?

Podemos caracterizar al menos tres tipos. En primer lugar, el solucionador de problemas que encuentra formas novedosas de resolver tareas, retos o actividades; el segundo es el artista, el que crea algo nuevo, un producto, un proceso, en tercer lugar, nos encontramos con las personas que adoptan la creatividad como estilo de vida, siendo creativos en el trabajo, en el hogar y en cualquier parte.
  La creatividad en un individuo tiene tres componentes: experiencia, habilidades de pensamiento creativo y motivación. La experiencia es, en pocas palabras, conocimiento ya sea técnico, de los procesos o intelectual. El conocimiento puede adquirirse tanto teórica como prácticamente. Aprender a aprender, aunque suene ridículo, es una importante herramienta para convertirse en experto en la sociedad moderna. Las habilidades vinculadas con el pensamiento creativo determinan el grado de flexibilidad e imaginación con el cual se abordan problemas y tareas. Ser creativo requiere valor porque implica retar el status quo. Las personas pueden aprender a ser más creativas y pueden aprender a utilizar diversas herramientas creativas para resolver problemas.
  Para ser creativo, se debe estar abierto a todas las alternativas. Este nivel de apertura mental no siempre es posible puesto que todos desarrollamos patrones de bloqueos mentales mientras crecemos y aprendemos a socializar. Algunos de estos bloqueos tienen orígenes externos, tales como el entorno familiar que no siempre es el más motivador, el sistema educativo que suele ser bastante lineal o la típica burocracia organizativa, elementos que a estas alturas todos hemos experimentado como parte de lo que más nos limita.

¿Qué podemos hacer?

Una cuestión clave a la hora de mejorar la creatividad es ser conscientes de nuestros bloqueos y tratarlos de algún modo. Aun cuando no siempre estamos derrochando creatividad, dichos bloqueos varían en cantidad e intensidad de una persona a otra. Por increíble que parezca la mayor parte de nosotros no somos conscientes de nuestros bloqueos y de repente no entendemos por qué el malestar y la frustración. Estar alertas al respecto no sólo nos permite conocer mejor nuestras fortalezas y debilidades, sino que también nos proporciona la motivación y el conocimiento necesarios para romper tales sequías. Los bloqueos han sido clasificados en perceptivos, emocionales, culturales, ambientales e intelectuales.
  Los bloqueos perceptivos son obstáculos que restringen nuestra capacidad para percibir el problema en sí mismo, o la información necesaria para abordarlo, no siempre podemos ver el cuadro completo.
Los bloqueos emocionales limitan nuestra libertad para investigar y manipular ideas. Afectan la comunicación de ideas, podrían considerarse como barreras psicológicas y son los más significativos y persistentes entre los obstáculos a la innovación.
  Los bloqueos culturales surgen a partir de la exposición a ciertos patrones específicos. La cultura de las naciones industrializadas demerita el sentido del juego, la fantasía y la reflexión sustituyéndolos por el valor de la eficiencia, la eficacia y saber hacer dinero. Por tanto, hay que ser muy valientes para actuar creativamente en una cultura que está más bien en contra de los cambios creativos.
Nuestro entorno físico y social inmediato produce bloqueos ambientales, que no están lejos de ser influidos por la cultura. Las personas creativas tuvieron, en general, aunque no siempre, una infancia en la que fueron libres para desarrollar sus propias potencialidades.
Los bloqueos intelectuales son producto de ser demasiado conservadores pues exponen una falta de disposición para utilizar enfoques nuevos. Los mismos enfoques, las mismas herramientas y las mismas personas se enfrentan a los mismos problemas durante años. Las personas con bloqueos intelectuales generalmente son muy reacias a los cambios y están bien predispuestas para criticar las nuevas propuestas. ¿Si funciona, por qué cambiar?

Frente a todo esto, ¿Cómo es que siquiera sobrevive una buena idea? Mantener el ánimo es fundamental, así podremos desarrollar diferentes estrategias para romper con los bloqueos, principalmente saber mantenerse motivado.
  • Romper con la rutina también es de mucha ayuda para refrescar nuestra perspectiva de las cosas, experimentar cosas nuevas, aprender algo que ni te imaginabas que podría ser interesante.
  • Cazar fuentes de inspiración, y lo digo así porque suelen ser muy escurridizas. Casi cualquier cosa puede, potencialmente, ser utilizada como fuente de inspiración, en tanto seamos lo bastante abiertos como para ver conexiones o relaciones, así habremos resuelto el problema. Palabras, cuadros, libros, películas, personas, lugares, momentos, pueden estimular la habilidad de nuestro cerebro para producir analogías y es ahí donde encontramos aire fresco para nuestro ser creativo.
  • Ser flexible y enfocado, esto parece que no tiene sentido, pero por un lado la flexibilidad ayuda a mantener un gran abanico de opciones, ideas, métodos, técnicas y demás, pero eso sí eso no debe durar para siempre o jamás terminaríamos algo, por eso enfocarse una vez encontrada esa piedra preciosa para trabajar será óptimo para dedicarnos a detallar, pulir, mejorar esa grandiosa idea, claro siempre con la posibilidad de ir adaptándose en el camino.
Pensemos ahora en estos 5 fundamentos de la creatividad:
  1. Evolución: Cada problema que se ha resuelto puede ser resuelto nuevamente de una manera mejor, es decir todo es mejorable.
  2. Síntesis: De la unión de dos o más ideas se crea una nueva que no existía.
  3. Revolución: A grandes males, grandes remedios. Cuando las opciones disponibles no resuelven la problemática debe establecerse una solución radicalmente distinta, aunque eso implique cambios mayores.
  4. Reutilización: Cualquier cosa que haya perdido su utilidad de origen puede tener otras aplicaciones. Es decir, que puede darse un nuevo uso a lo que se consideraba obsoleto.
  5. Redirigir: No se puede esperar algo diferente si siempre se hace lo mismo, se debe estar abierto a enfocarse en otra cara de la problemática y atacar desde otro frente para obtener distintos resultados.
La creatividad es un tema complicado, a veces todo fluye con facilidad, pero la mayor parte del tiempo estamos frustrados por no poder encontrar la inspiración necesaria, no importa a lo que te dediques, es necesario añadir imaginación a lo que hacemos y es importante identificar qué nos ayuda y qué nos perjudica al momento de pensar creativamente. No solo es sacar una idea disparatada, aunque innovadora, lo creativo debe ser útil y es por eso que hay que aprender a ser flexible, mantener la motivación y ser enfocado para filtrar entre toda esa maraña de cosas hasta encontrar algo único. Debemos buscar constantemente fuentes de inspiración y ser disciplinados en lo que queremos hacer y aunque no hay fórmulas mágicas para ser creativo, con práctica podremos librarnos de esos bloqueos tan molestos.


Referencias y lecturas recomendadas:

Anatomia-de-la-creatividad.pdf (esdi.es)
La Creatividad: (rieoei.org)
Tesis para pdf (wikimedia.org)
Los bloqueos de la creatividad: un muro entre la posibilidad y la acción • gestiopolis
BRIZ - Estudio de los bloqueos creativos en artistas visuales.pdf;jsessionid=35F4F3A85142FC77A912563A0EDFA514 (upv.es)
Redalyc.Factores y razones para desarrollar la creatividad en las empresas. Un estudio en el Sureste de México

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