Decepción amorosa
Pensar en esa persona especial, trae un montón de emociones y sensaciones que nos descontrolan mientras nos lanzamos sin paracaídas a la perfecta etapa del enamoramiento. En esta etapa, vemos todo de forma positiva y perfecta, tanto a la pareja, como a nuestras propias cualidades; pero eso no dura para siempre y tarde o temprano nos enfrentaremos a la dura realidad y que a veces suele significar el fin de la relación.
Al inicio de una relación se presenta la idealización debido a la expectativa, es decir, buscamos que la persona sea justo lo que queremos de acuerdo al perfil de la pareja perfecta que hemos ido creando y que, para evitar decepciones tempranas, modificamos sobre realidad enfocándonos solo en los rasgos que se adaptan a ese esquema, minimizando los aspectos negativos.
Para que suceda una decepción, previamente hemos de haber construido una expectativa. Muchas de estas expectativas están basadas en el propio mundo de valores y creencias personales o se construyen acorde con las propias experiencias. Por este motivo, en este proceso entran en juego factores como la idealización, la fantasía, la proyección, el deseo o la necesidad.
Expresiones como: “No esperaba esto de ti”, “creí que eras diferente”, etc., son típicas en una decepción. Este es un proceso interno y sucede cuando uno no se relaciona con las personas tal y como son, sino tal y como uno cree que son o como uno quiere que sean. Claro, que debemos ver el otro lado de la moneda y entender que tampoco fuimos lo que la otra persona esperaba. Aprender a manejar la decepción comienza por aceptar que los demás no son, ni se comportan como uno mismo, sino según su propio mundo de valores, creencias, principios y experiencias.
La ruptura amorosa parecería un tema trivial más acorde a una plática entre amigos que a ser tema de investigación, sin embargo, se ha tomado muy en serio debido al grado en que afecta a las personas. Existen diferentes modelos y teorías al respecto, en este caso hablaremos de la de Duck, quien elaboró el Modelo Topográfico de Disolución de Relaciones y es que, etapas del corazón roto no se escuchaba tan científico. En este modelo se integran los múltiples factores que detonan la ruptura de la relación en cuatro aspectos:
- Pre-existencia de fatalidad: ocurre cuando las parejas presentan falta de similitudes, por lo que es muy probable que la relación termine en poco tiempo.
- Fracaso involuntario: cuando las formas de comunicación o interacción no son suficientemente eficaces para el desarrollo de un vínculo fuerte.
- Perdida por proceso: la relación se va desgastando conforme pasa el tiempo, favorecida por el conflicto.
- Muerte repentina: el vínculo termina abruptamente por factores que están fuera del control de un miembro de la pareja, como la infidelidad por ejemplo, lo que hace muy poco probable el hecho de que se pueda restaurar el vínculo.
A este proceso de ruptura se le conoce también como duelo romántico.
Se puede definir a este tipo de duelo como una reacción extremadamente dolorosa, pero normal, que se desencadena a raíz del rompimiento de una relación personal, que cumple una función de equilibrio y balance, cuya finalidad es lograr la adaptación del individuo a la pérdida, o bien, como una reacción emocional y de comportamiento en forma de sufrimiento y aflicción, que surge cuando un vínculo afectivo se rompe y que incluye componentes psicológicos, físicos y sociales, con una intensidad y duración proporcionales a la dimensión y significado de la pérdida, es decir, tanto el dolor como el tiempo de duelo son proporcionales a la importancia otorgada a la persona y a la relación.
Diversos autores afirman que después de vivir una ruptura amorosa, el miembro de la pareja que haya sido abandonado, si es que la ruptura fue unilateral, padece un duelo muy parecido al experimentado tras la muerte de un ser querido, debido a que toda pérdida de una persona amada implica grandes cambios en las diferentes esferas de la vida del individuo. Se puede entender al duelo romántico por medio de 5 etapas:
Existen ciertos factores que complican la superación de la ruptura con la pareja:
La autovalía
Implica que nuestro valor como persona depende de tener una pareja, que nos impulsa a pensar cosas como éstas: “si no tengo pareja, estoy incompleta” o el famoso “sin ti no soy nada”. Si constantemente pensamos de esa forma la mente y el cerebro lo aceptarán como verdad y como consecuencia será más difícil recuperarse.
El reloj biológico
Este perjuicio se basa en la edad y las expectativas sociales que nos marcan tiempo esperado para tener novio o novia, pareja formal, casarse y tener hijos, por lo que conforme llegamos a cierta edad, puede que nos hagan sentir más presionados.
La coincidencia
La idea de que encontrar el amor es un momento casi mágico, o la falsa convicción de que tener pareja es obra de la casualidad o el destino, que llegará cuando sea el momento justo. Pensamientos de ese tipo, generalmente fomentados por películas y series, y que, aunque pueda sonar muy romántico, es completamente ilógico y dañino. Desarrollar una relación satisfactoria implica planificarla y hacer algo de manera activa para lograr que dicha relación se produzca, aunque no siempre se logre con éxito.
¿Es posible evitar la decepción?
Lo más probable es que no, pero sin duda hay algunas formas de enfrentarla de mejor manera y hacer que sus efectos sean menos severos.
Primero, para protegernos de la desagradable sensación de la decepción, es importante no crear demasiadas expectativas sobre la persona con la que nos relacionamos. El no esperar demasiado no tiene nada que ver con la visión pesimista de que todo el mundo vaya a fallar, sino con el tratar de ver a la persona como es y no como queremos que sea, aceptando que habrá ciertas decisiones o comportamientos que pueden no agradarnos, pero al final es libre de hacerlo de esa manera, al igual que nosotros de ser tal cual somos y decidir con si queremos establecer una relación o no.
En segundo lugar, debemos evitar las proyecciones y generalizaciones respecto a las relaciones anteriores, eso de que “todos o todas son iguales” hará la vida más difícil. Ponernos un muro como barrera por miedo a futuras decepciones solo servirá para alejarnos de los demás y en consecuencia sentirnos solos y vivir a través del miedo. Los desengaños y rupturas de confianza que hayamos sufrido deben separarse de nuestra realidad presente y aunque es probable que a lo largo de nuestra vida experimentemos una que otra decepción, lo importante es saber reaccionar mejor cada vez sin ver afectada ni nuestra autoconfianza, ni la posibilidad de confiar en otra persona.
¿Qué hacer si nos encontramos en una situación así?
Ante una decepción aparecen emociones relacionadas con la tristeza, el miedo, la rabia o la frustración. Es crucial aprender a identificarlas y vivirlas, es decir, darnos espacio para llorar y liberar la rabia que se haya producido ante la situación inesperada para poder regularlas de manera saludable para que no se vuelvan crónicas.
También puede ser de utilidad hablar de esos sentimientos con una persona de confianza, y si es necesario, y después de un tiempo apropiado en que no estemos en crisis, con la persona con la que se ha terminado la relación amorosa para que comprenda nuestras emociones. Además, se debe valorar si queremos que esa persona continúe formando parte de nuestra vida, o si preferimos seguir nuestro camino apartados. Tanto en una como en otra opción es importante trabajar el perdón; ese es otro proceso muy gradual y complicado, pero ayudará a dejar de lado el rencor que de otro modo continuaría lastimándonos. Cuando la ruptura es reciente, escuchar que debes perdonar a la persona que te lastimo, no es de mucha ayuda, pero con el tiempo, cobrará sentido.
2. Compromiso
Habrá muchas actividades que por el estado emocional no resultarán atractivas, ya sea: comer, hacer ejercicio, cuidar el aspecto personal y salir a divertirse ya que es probable que solo se busque aislarse en un rincón olvidado del mundo; el reto consiste en comprometerse con uno mismo a empujarse a salir de ese estado de abatimiento con diferentes actividades que, aunque no se esté del mejor ánimo deben casi obligarse a realizar.
3. Aprendizaje
Una vez haya pasado el desengaño y se retome la vida cotidiana, es importante realizar un autoexamen o introspección para ver si la imagen de esa persona estaba distorsionada por el enamoramiento, si tendemos a idealizar nuestras relaciones, si tampoco nos comportamos de la mejor manera o si no hemos tomado las mejores decisiones en cuanto a parejas se refiere. La decepción también nos recuerda que las relaciones siempre cambian y que tenemos que aceptar que no podemos ni debemos controlarlas.
4. Confianza
Hay decepciones que duelen demasiado al grado que sentimos que nunca podremos volver a confiar en alguien, y como protección corremos el riesgo de volvernos inaccesibles, desconfiados, paranoicos o injustos con las personas que nos rodean; no hay garantía en las relaciones, hay que aceptar la posibilidad de que puede salir muy mal o muy bien y disfrutar de la relación en el presente de la manera más inteligente.
Superar una decepción amorosa depende en gran medida de la voluntad, no hay una fórmula mágica ni un proceso lineal. Es necesario que las emociones sanen sin apresurarse a otras relaciones sin estar listo o cerrarse para siempre por miedo al dolor, de cada uno depende que la ruptura sea un horrible viaje a la autodestrucción o una experiencia pasajera de la que es capaz de recuperarse, intentando no enfocarse en los errores del pasado, encontrando una forma más constructiva de enfrentar la decepción y de establecer mejores relaciones en el futuro.
Lecturas recomendadas:
http://www.psicologia.unam.mx/documentos/pdf/actas_ip/2014/articulos_a/AIP_Facultad_de_Psicologia_UNAM_41_1329_1343_Causas_y_caracterizacion_de_las_etapas_del_duelo_romantico.pdf
https://repository.ucc.edu.co/bitstream/20.500.12494/12201/6/2019_ruptura_duelo_pareja.pdf
https://www.doctologia.es/psicologia-psiquiatria/como-superar-una-decepcion/
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