Consecuencias psicológicas del confinamiento


Para este momento ya nos son familiares las palabras cuarentena, confinamiento, aislamiento, distanciamiento social, en fin, como le llamen en tu país. Entre todas las preocupaciones de salud, económicas, laborales, educativas y etc., también tenemos que considerar las consecuencias a nuestro estado mental y es que, estar encerrados no nos hace nada bien, aunque muchos pueden pensar que es una exageración ya que algunas personas, como el personal médico, se la está pasando mucho peor y ese es otro tema muy extenso, el confinamiento es un factor sumamente estresante.

  Para los que estamos en confinamiento, entendamos que el término en sí mismo tiene un impacto, pues se refiere a una reclusión obligatoria y vigilada, por lo que el hecho de que no salgamos a trabajar o a la escuela no quiere decir que estamos de vacaciones. Evidentemente cada uno con sus circunstancias particulares puede estar mejor o peor, a grandes rasgos y según la información que se tiene hasta el momento debemos considerar lo siguiente.

  El confinamiento genera una pérdida de la rutina, una reducción del contacto social sobre todo el físico, frustración, aburrimiento, sensación de soledad que puede resultar difícil de gestionar para muchas personas. Investigaciones sobre periodos de cuarentena en otras crisis sanitarias recientes como el brote epidémico del SARS (2003), del Ébola (2014) o de la influenza A H1N1 (2009; 2010), reflejan las consecuencias psicológicas que podrían derivarse en este caso, como una prevalencia de síntomas de ansiedad de hasta un 20% mayor y un 18% más de síntomas depresivos en la población en cuarentena, siendo significativamente más afectados todos aquellos que laboran en hospitales. Algunos cambios conductuales importantes que podremos observar incluso meses después del periodo de cuarentena, son el mantenimiento de la hiperalerta, del lavado de manos excesivo, la evitación de multitudes, una dieta inapropiada, irritabilidad y aumento de consumo de sustancias nocivas como alcohol, drogas incluso medicamentos y problemas de sueño.

  Y no solo es la depresión y la ansiedad las que golpean, sino, una consecuencia muy dura es el duelo no resuelto correctamente. Si de por sí, la pérdida de un familiar o ser querido es complicada, en tiempos de epidemia o pandemia, no está permitido velar al fallecido ni celebrar funerales por lo que asumir la pérdida de un ser querido se torna más complicado.

  Si bien es cierto estos son solo algunos ejemplos y cada persona enfrenta situaciones muy particulares que en muchos casos no podemos cambiar y con los que probablemente tengamos que aprender a vivir durante un tiempo, la clave es esforzarse por adaptarse y aceptar el cambio, intentemos mantener la calma, cuidarnos, compartir información fidedigna sin saturarnos demasiado, incorporemos nuevos hábitos preventivos, tratemos de estar comunicados con nuestros seres queridos, generemos una nueva rutina y sobre todo, estemos preparados tanto para una cuarentena prolongada, como para la reincorporación gradual a las actividades cotidianas.

Lecturas recomendadas

Una pequeña guía de cuidados de la salud mental durante la cuarentena por coronavirus de la Sociedad Española de Psiquiatría

Una guía de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona sobre las pautas para el manejo psicológico del confinamiento

Y un artículo de cinco retos psicológicos de la crisis del COVID-19

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¡Feliz día del psicólogo en México!

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