Manifestaciones neurológicas del COVID-19



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En diciembre del 2019 se inició un brote epidémico de neumonía de origen viral en la antes desconocida ciudad China de Wuhan, que fue declarada epidemia a principios de este año y que ahora es una pandemia, que al menos que hayamos estado bajo una roca y sin internet, conocemos como coronavirus o COVID-19.

  Los coronavirus ocasionan enfermedades respiratorias, hepáticas, intestinales y a veces también neurológicas, afectando tanto a seres humanos como algunas especies de aves y mamíferos. Las principales manifestaciones son fiebre, tos seca, dificultad para respirar, estrés respiratorio agudo, en algunos casos dolor de cabeza, fatiga, dolor muscular y perdida del olfato, sin embargo, muchas personas infectadas son asintomáticas, lo que complica el diagnóstico y amplia las posibilidades de esparcir el virus. 

  Los virus respiratorios pueden afectar el sistema nervioso central afectando tanto a neuronas como a células gliales provocando diversas patologías neurológicas. Pero para llegar a hacer eso, el virus debe invadir la barrera hematoencefálica, que es la protectora de los vasos sanguíneos del cerebro y los tejidos cerebrales, que permite el flujo sanguíneo al mismo tiempo que impide el paso a sustancias potencialmente dañinas; pero atravesar esta barrera no suele ser fácil, algunos científicos tienen la hipótesis de que el COVID-19 busca específicamente los vasos sanguíneos y es por eso que hay alteraciones en diferentes órganos. 
  La infección en los vasos sanguíneos ayudaría a explicar la presencia de coágulos en pacientes jóvenes con infarto cerebral y algunos síndromes inflamatorios en el cerebro. La cuestión es que la barrera hematoencefálica está hecha de vasos sanguíneos y si el virus puede replicarse en ese tipo de células, entonces hasta cierto punto tiene entrada directa al cerebro. Una segunda opción es que puede provenir de las neuronas olfatorias de la nariz que se proyectan al resto del cerebro. 
  Otra hipótesis menciona que las alteraciones son causadas por una reacción exagerada del sistema inmune como respuesta al coronavirus causada por la tormenta de citoquinas, un tipo de proteínas producidas por las células inmunológicas en el lugar de la infección provocando inflamación severa y destructiva en las células y tejidos. 
  Algunas afectaciones pueden ser ocasionadas porque debido a la infección, los pulmones no son capaces de proveer de sangre suficientemente oxigenada al cerebro resultando en isquemia y muerte celular. Se considera que la falla en diversos sistemas vitales podría conducir a la formación de coágulos. 
  Después de estudiar cerebros de animales infectados por otros coronavirus se descubrió que el virus tienes la habilidad de infiltrarse directamente y destruir células en la sustancia negra, la misma parte del cerebro afectada por las enfermedades neurodegenerativas, lo cual hace que los investigadores pongan sobre la mesa la idea de que ciertas enfermedades virales pueden generar lesiones que hacen que el cerebro este más predispuesto sufrir daños similares a los que se observan en la enfermedad de Parkinson. 
  Estudios sobre otros coronavirus como el SARS (síndrome respiratorio agudo grave) y el MERS (síndrome respiratorio de oriente medio) indican que las complicaciones neurológicas que pueden aparecer son:

  Aunque todos estos síntomas suenan alarmantes, no quiere decir que todos los pacientes los presentaron, en el caso del COVID-19, la información es bastante escasa debido a que es una pandemia en curso bastante reciente y que existen cuidados rigurosos que impiden hacer estudios exhaustivos tanto en los pacientes como la realización de autopsias. 
La información con la que se cuenta hasta el momento refiere que en casos graves de COVID-19 se ha encontrado la presencia de edema cerebral y degeneración neuronal. Otros síntomas más frecuentemente descritos son:
  • Cefalea
  • Mialgias
  • Mareo
  • Fatiga
  En un estudio de un hospital de Wuhan el 36.4 % presentó algún tipo de manifestación neurológica, 24.8 % se categorizó como afectación del sistema nervioso central, 10.7% del sistema nervioso periférico y 10.7% del sistema musculoesquelético. 
Dos de las patologías más comunes asociadas a pacientes graves de COVID-19 son la encefalopatía y la encefalitis. Por un lado, la encefalopatía es un conjunto de síntomas neurológicos implican la pérdida de funciones cognitivas, cambios en la personalidad, falta de concentración y disminución en el nivel de la conciencia y la encefalitis es básicamente la inflamación del cerebro. 
  En el caso de pacientes mayores, se incluye el riesgo de derrame cerebral sobre todo en los que además padecen hipertensión, diabetes, respuesta inflamatoria y procoagulante marcadas, así como con historia de enfermedad cerebro vascular.
  Consideremos que las investigaciones siguen en curso por lo que los datos aun no son concluyentes. Es importante mantenerse al tanto y sobre todo acercarnos a fuentes informativas confiables para evitar propagar el pánico o información errada.

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Referencias bibliográficas y lecturas recomendadas:

https://online.flippingbook.com/view/917074/
https://www.sen.es/attachments/article/2677/Manual_neuroCOVID-19_SEN.pdf
https://www.neurologia.com/articulo/2020179

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